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martes, 21 de octubre de 2025

Los afectos y la memoria: «Un zorro desmemoriado»

 «Un zorro desmemoriado» es un proyecto personal que tiene mucho tiempo y que ha sufrido cambios importantes. En un inicio, el personaje principal era un lobo. El texto original fue cambiando hasta que un día decidí eliminarlo casi por completo, a excepción de poquísimos diálogos que no estaban contemplados y que fueron añadidos para esta edición.

Lo más extraño de este libro –creo–, es que no surgió como una idea que se consolida poco a poco, como un proyecto que se ajusta a un público objetivo, o como una solución de diseño que satisface las necesidades de un grupo en particular. Nació durante un sueño.

Desde hace años guardo un registro del proceso con textos e imágenes. Como bien sabemos, la memoria es frágil, así que organicé esta información en otro proyecto: el «Making Of de Un zorro desmemoriado» (de donde tomo buena parte de estos recuerdos).

Agosto de 2008, un viernes por la noche. Regresé muy cansado de un desmontaje escenográfico. Mis hijas (pequeñas entonces) me pidieron que les lea algo. Mi primera respuesta fue decirles que esa noche no les leería un cuento, pero, al ver sus caritas y antes de que la sorpresa se transforme en desilusión, alcancé a decir que esa noche les contaría uno.

Los tres nos tumbamos en la cama, ellas a mis costados, y arranqué con el clásico: «había una vez un lobo...» (así de cansado estaba)... y me quedé dormido enseguida. Parecía que hasta ahí llegaron mis buenas intenciones de contarles una historia.

Mi cerebro estaba a mil, iba a toda máquina. Un paisaje tomaba forma en mi cabeza y en medio, una vía principal se abría paso: era como el eje narrativo del relato, con tres pequeñas sendas laterales que salían a la mitad de ese primer camino, y se perdían en medio de un espeso bosque en los límites de  la escena.

Por algún extraño mecanismo neuronal, mi cerebro se dividió en departamentos. El de Corrección de estilo me sugería qué decir bastante antes de pronunciar algún sonido. Recuerdo una voz argumentando «no, esa palabra no, la utilizaremos después; en su lugar, que vaya ésta». Cuánta falta me hace ese departamento, justo ahora.

El Departamento de Arte había preparado rótulos de madera que se levantaban desde los costados del recorrido, con efectos de audio muy típicos de dibujo animado. Estos letreros contenían información de los protagonistas, sus rostros y características principales. Cada presentación venía acompañada de una narración con la voz de Francisco Colmenero (el doblaje latino para Looney Tunes, Dinosaurios, Warner Brothers...). ¡Loquísimo!

El Departamento de finales fue el que más me gustó, sin lugar a dudas. Un empleado describía lo que ocurría en cada camino –las tres posibles conclusiones–. La tercera opción explicaba por qué el protagonista tenía mala memoria, el porqué se había distanciado de los demás y, como dijo otro encargado de ese departamento: «cierra la historia y funciona bien para niños, sin ser moralistas».

Aunque estaba en modo REM, de alguna forma sabía que estaba a cargo, así que me decidí: «¡Vamos por ahí!». Todos los personajes y empleados de los departamentos señalaron al unísono con sus deditos «¡Sí, por ahí!», y caminamos juntos por el desenlace seleccionado.

Desperté apenas el sueño terminó, y encontré a mis hijas con los ojos bien abiertos. Estaban emocionadas, no sé si porque narrar tiene una magia especial, o porque había hablado dormido (no es la primera vez que me pasaba). Al parecer, eso siempre es divertido de ver.

El caso es que les gustó y me pidieron que les cuente otra vez. Pensé que se referían a un nuevo relato, pero querían el mismo cuento, otra vez. Mi hija pequeña resistió hasta la mitad de esta segunda función, y la mayor, un poco antes de concluir. Yo no duré mucho más y también fui a descansar, en serio esta vez y sin hablar –espero–.

Al día siguiente, sábado temprano, fui a mi estudio y escribí el relato en una computadora. Hice algunas pruebas de ilustración y para mediodía tenía una diagramación previa. Pasé una temporada realizando pequeños cambios, ediciones menores de texto, nada importante. Esas primeras pruebas de gráfica se mantuvieron un buen tiempo, sin embargo no eran lo que buscaba. Sencillamente, no fluían.

Hubo tres momentos, aparentemente sin importancia, que aportaron ese «no sé qué» que faltaba. En el primero, un amigo me contó algo curioso que vivieron durante una grabación: por un error, filmaron durante las pausas y perdieron las tomas que debían registrar. Entonces supe qué le faltaba al cuento: el interior de un cine, como contexto.

El segundo momento llegó una noche, durante una feria del libro en 2015. Era momento de retomar el proyecto, y sin palabras. Un vecino de stand vendía boceteros, compré uno y decidí que lo utilizaría exclusivamente para trabajar la historia de un zorro desmemoriado (ya había resuelto que no sería un lobo). No es que el texto no me gustase, simplemente quería centrarme en la narrativa gráfica.

Encontré la línea gráfica y las características de los personajes al desarrollar cientos de bocetos, elaborados con lápices de color, grafitos, marcadores permanentes de punta fina, rotuladores de punta doble, acuarelas, esferográficos... lo que tenía a mano me era útil.



Bocetos para Un zorro desmemoriado.
Jaime Hidalgo Maldonado, entre 2015 y 2024.


Bocetos para Un zorro desmemoriado.
Jaime Hidalgo Maldonado, entre 2015 y 2024.


Bocetos para Un zorro desmemoriado.
Jaime Hidalgo Maldonado, entre 2015 y 2024.


Bocetos para Un zorro desmemoriado.
Jaime Hidalgo Maldonado, entre 2015 y 2024.


Bocetos para Un zorro desmemoriado.
Jaime Hidalgo Maldonado, entre 2015 y 2024.


Bocetos para Un zorro desmemoriado.
Jaime Hidalgo Maldonado, entre 2015 y 2024.


Bocetos para Un zorro desmemoriado.
Jaime Hidalgo Maldonado, entre 2015 y 2024.


El tercer momento vino en 2024: un concurso para desarrollar tres libros, dentro de una colección titulada «Libros de papel». El libro tuvo la oportunidad de entrar a imprenta y conté con un gran amigo en la edición (MAV de EB), quien mejoró el ritmo narrativo, sugirió cómo podrían ir algunas escenas y me dio total libertad creativa, además de atinados consejos para mejorar el ritmo narrativo y para cerrar un ciclo que venía alargándose demasiado.

El formato del libro es algo especial, porque se abre horizontalmente y las páginas van de arriba hacia abajo. Una limitación técnica en la imprenta nos facilitó esta decisión pero definitivamente fue lo mejor, incluso las guardas funcionaron como debían.

Las ilustraciones fueron realizadas con acrílicos sobre cartulinas para acuarela Arches, de 300 g/m². Para la base utilicé un Tierra de Siena tostado, muy diluido, aplicado con pinceles planos y, para las líneas oscuras, empleé Gris grafito.


Ilustración para Un zorro desmemoriado.
Acrílicos sobre cartulina Arches para acuarela, 300 g/m².
Jaime Hidalgo Maldonado, 2025.


Ilustración para Un zorro desmemoriado.
Acrílicos sobre cartulina Arches para acuarela, 300 g/m².
Jaime Hidalgo Maldonado, 2025.

Ilustración para Un zorro desmemoriado.
Acrílicos sobre cartulina Arches para acuarela, 300 g/m².
Jaime Hidalgo Maldonado, 2025.

¿Por qué los afectos? ¿Por qué la memoria? «Un zorro desmemoriado» explora la fragilidad de la memoria y la identidad: el protagonista no recuerda que ya no come ovejas y ha olvidado otras cosas también, pero al compartir con los demás, redescubre que sabe cocinar, tocar música, escalar montañas, jugar fútbol, tal vez es bueno tejiendo, reparando objetos dañados, sembrando vegetales.

¿Cuántas habilidades creemos perdidas hasta que alguien nos ayuda a recordarlas? ¿Hasta que alguien confía en que sí podemos? No somos islas perdidas en medio del mar, somos parte de una red que nos sostiene, en la que ayudamos a otros a reencontrarse, a avanzar, a no quedarse atrás.



Cubierta de Un zorro desmemoriado.
Acrílicos sobre cartulina Arches para acuarela, 300 g/m².
Jaime Hidalgo Maldonado, 2025.


martes, 23 de mayo de 2023

Hora de aventura

Cada libro es una nueva aventura. No importa si los leemos, los escribimos o los soñamos; si el viaje no es como lo imaginamos, si el final es distinto al esperado. Eso, justamente, le confiere su encanto.

Hace unos años, a mi regreso de un viaje por la costa ecuatoriana, conecté con el paisaje. Era como la imagen promocional de una película, como un adelanto del siguiente destino, como un ver por primera vez.

Hace muchos más, en un giro del destino, la vida me llevó a una casa habitada por personas tan amables y cercanas que ahora las considero parte de mi familia. Un día decidieron crear su empresa de cerveza artesanal, luego me pidieron diseñar la imagen. Una cosa llevó a la otra, y de pronto estaba trabajando en un proyecto basado en esas ilustraciones.

Con el tiempo me he hecho preguntas tan obvias que parece que pretendo descubrir el agua tibia, en lugar de buscar alternativas para cada producto editorial: ¿qué es un libro?, ¿por qué es como es y no de otra forma?, ¿qué no puede o debe ser un libro?, ¿qué no parece un libro pero sí puede funcionar como tal?

La única manera es intentarlo, por lo que incluso un «error» cuenta como éxito para el siguiente proyecto. Hacer estos miniálbumes ilustrados / libros / desplegables fue toda una aventura para mí, tanto por el tiempo invertido desde las primeras ideas y prototipos, como por la particular época de mi vida en la que fueron creados.

De todos modos, me divertí mucho en todo el proceso. Desplegado, cada uno mide 160 cm de largo por 12 cm de alto, y puede leerse (o recorrerse) tanto como un libro «normal» o como un desplegable.

Y si me preguntan, sí, por supuesto que lo volvería a hacer, sin dudar (de hecho, ya estoy trabajando en los siguientes desplegables / libros / miniálbumes ilustrados). Como dicen –y sabemos–, lo importante es el viaje, no el destino.



Ilustración digital para El árbol de las flores blancas.
Jaime Hidalgo, 2023.



Ilustración digital para El árbol de las flores blancas.
Jaime Hidalgo, 2023.





Ilustración digital para Etsa.
Jaime Hidalgo, 2023.




Ilustración digital para Etsa.
Jaime Hidalgo, 2023.



El árbol de las flores blancas, desplegado.
Jaime Hidalgo, 2023.




El árbol de las flores blancas, desplegado.
Jaime Hidalgo, 2023.




Etsa, desplegado.
Jaime Hidalgo, 2023.




Etsa, desplegado.
Jaime Hidalgo, 2023.



miércoles, 8 de febrero de 2023

El último viaje

A Juan Manuel Guevara lo conocí hace años, cuando mi segunda hija cumplía pocos días de nacida y yo enfrentaba nuevos retos y tenía todas las energías puestas en un nuevo proyecto personal, uno que recién ahora empiezo a entender y apreciar.

Juan Manuel también estuvo presente como pocos, en uno de los episodios más fuertes que me tocó sobrellevar, una etapa en la que todo se veía oscuro, caótico y sin salida.

Guardo su mirada, alegre y vivaz; su energía clara y limpia; el tono amable de su voz, tan sensible cuando hablaba de sus motivaciones e ideas, tan enérgico cuando las injusticias se presentaban y aún más, cuando afectaban a otros.

Como cualquier par de buenos amigos, tuvimos desacuerdos y resentimientos. Y reencuentros. Quedaron muchos cuentos, libros, bosques y sueños por realizar, reuniones y comidas que celebrar.

Por supuesto, siempre quedará pendiente la llamada que no hice, el mensaje que no envié, el abrazo que no nos dimos, la conversación que nunca fue, pero el recuerdo que nos queda de Juan –el recuerdo que me queda–, es el de un gran ser humano, alguien que de alguna manera concilió sus demonios y ángeles internos, alguien que supo ganar su batalla diaria y mostrar al mundo lo mejor de sí.

Esa certeza, y el haber compartido gratos momentos con Juan en este breve parpadeo que es la vida, es una de las cosas que, a mi tiempo también, me llevaré de esta tierra.

¡Buen viaje, amigo!



Ilustración para el cuento no publicado Armonías
escrito por Juan Manuel Guevara. Acuarela sobre cartulina.
Jaime Hidalgo Maldonado, alrededor de 2006.


Ilustración para el cuento no publicado Armonías
escrito por Juan Manuel Guevara. Acuarela sobre cartulina.
Jaime Hidalgo Maldonado, alrededor de 2006.



Ilustración para el cuento no publicado Armonías
escrito por Juan Manuel Guevara. Acuarela sobre cartulina.
Jaime Hidalgo Maldonado, alrededor de 2006.




Portada del libro el manglar es vida
escrito por Juan Manuel Guevara y Valeria Granda.
Diseño gráfico: Jaime Hidalgo Maldonado, 2009.




Portada del libro Ocho Relatos Mágicos de la Amazonía Ecuatoriana
escrito por Juan Manuel Guevara. Lápices de color.
Jaime Hidalgo Maldonado, 2006.




Portada del libro Zeitlose Erzählungen aus dem Amazonasgebiet Ecuadors
escrito por Juan Manuel Guevara e interpretado por Birte Pedersen.
Lápices de color. Jaime Hidalgo Maldonado, 2019.


lunes, 7 de septiembre de 2020

La Mecánica Giratoria

Lucía Moscoso Rivera (Quito, Ecuador, 1983) es una gran amiga, a quien conocí en 2015 durante una feria de libros en Ambato. Una de las cosas inesperadas de las ferias es que no sólo conoces otros lectores y escritores, sino que también encuentras bellas amistades.

Lucía dirige la editorial Mecánica Giratoria. Es creadora del proyecto Fonografías: registro de la poesía ecuatoriana a través del rock. En 2015, la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Azuay publicó su libro de poesía Dictado de la mano izquierda.y en noviembre de 2020 publicó su segundo libro, Uzalá y El ruido rojo de las flores, con Kikuyo Editorial. Ha colaborado con letras para el grupo de música andina Yanantín y para la banda de rock La Doble. Actualmente vive en Barcelona y trabaja como responsable editorial en Babelio, una red social de lectores hispanohablantes.

Con Lucía hemos trabajado en varios proyectos editoriales, en algunos me he encargado del diseño y diagramación; en otros, de las portadas. Una de esas colaboraciones fue Un Parsifal, de Luis Borja Corral, narrador, ensayista y traductor nacido en Quito en 1981. Un Parsifal es una recopilación de artículos y crónicas escritos entre 2008 y 2018, que recogen las obsesiones literarias y musicales de Luis.

Para las ilustraciones del libro, publicado en 2019, apliqué acrílicos con espátula sobre una cartulina para acuarela, preparada previamente. Luego vino el trabajo digital, en el que eliminé los fondos, creé una textura mediante la superposición de dos imágenes y monté las ilustraciones perfiladas sobre esa textura.


Ilustraciones originales para el libro Un Parsifalescrito por Luis Borja Corral y editado por Mecánica Giratoria.
Acrílicos sobre cartulina para acuarela. Jaime Hidalgo, 2019



Portada del libro Un Parsifalescrito por Luis Borja Corral y editado por Mecánica Giratoria.
Acrílicos sobre cartulina para acuarela. Jaime Hidalgo, 2019


Un Parsifalescrito por Luis Borja Corral y editado por Mecánica Giratoria.
Acrílicos sobre cartulina para acuarela. Jaime Hidalgo, 2019



domingo, 18 de agosto de 2019

La sonrisa de Dominga

En los portales de la iglesia de Santo Domingo, en Quito, se ubicaban las «cajoneras»: vendedoras ambulantes que vendían hilos, peines, espejos, coladores de café, máscaras, muñecas de trapo, entre muchas cosas.
El proyecto «Sueño Yumbo» iniciado en 2015, se sirve de la investigación, montaje y difusión de obras de títeres, para fortalecer y preservar el patrimonio cultural inmaterial del Ecuador.

Dentro de este bello proyecto, la obra «La sonrisa de Dominga», escrita e interpretada por la actriz y promotora cultural Gio Valdivieso Latorre y dirigida por Esteban Ruiz Tapia, se inspira en las memorias de las últimas tres artesanas que elaboran muñecas de trapo para las «cajoneras». Con el uso de títeres y del símbolo de la rosa, cuenta historias de mujeres, de dolor y de superación, al tiempo que recupera un valioso patrimonio cultural.

Tuve el honor de ser invitado por mi querida amiga Gio, para decorar con pintura acrílica los telones de liencillo que recrean en su obra, aquellos grandes muebles que llevaban las «cajoneras» y en los que guardaban sus productos.
En la obra maravillosamente narrada por Gio, la última artesana de muñecas de trapo -Maruja-, muere repentinamente y reencarna en una de sus muñecas. Tiene un pendiente, terminar sus muñecas y compartir su saber. Intenta hacerlo con sus hermanas Charito, Justa y Marisol. ¿Alguien ayudará a Maruja a completar su pendiente? ¿O tendrá que vivir por toda la eternidad como un alma en pena? 

«La sonrisa de Dominga» ha sido seleccionada por el Programa de Fomento de la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito (2017), por la Agenda Participativa de la SECU del DQM (2018), y por el Festival Mujeres en Escena (2019). Se estrenó en el Centro de Arte Contemporáneo en 2017 y se han presentado más de 17 funciones.


Detalle de telón para la obra La sonrisa de Dominga,
escrita e interpretada por Gio Valdivieso Latorre.
Acrílicos sobre liencillo. Jaime Hidalgo, 2019


Escena de la obra La sonrisa de Dominga,
escrita e interpretada por Gio Valdivieso Latorre.
Acrílicos sobre liencillo. Jaime Hidalgo, 2019


Escena de la obra La sonrisa de Dominga,
escrita e interpretada por Gio Valdivieso Latorre.
Acrílicos sobre liencillo. Jaime Hidalgo, 2019

domingo, 4 de agosto de 2019

Relatos sin tiempo de la Amazonía del Ecuador

Juan Manuel Guevara es un buen amigo, de esos tipos algo locos que pocas veces encuentras en la vida, y eso teniendo suerte.
En el 2006 publicamos un libro de relatos de la Amazonía ecuatoriana, el primero de algunos proyectos desde entonces. Mis hijas eran muy pequeñas entonces, y me pareció increíble poder dejarles un legado de esa naturaleza.

Ahora ellas están grandes, y con Juan Manuel preparamos una nueva edición de aquel librito, con más cuentos y claro, más ilustraciones.
Pero resulta que en el tiempo transcurrido desde la primera edición, aprendí trucos y mejoré mi técnica, por lo que reemplacé algunas de las ilustraciones originales y mejoré otras. Y no contentos con eso, gracias a la energía y dedicación de Juan Manuel, ahora el libro tiene una versión en en alemán, interpretada por Birte Pedersen.

Y como dice una de las dedicatorias:
«Dedico este trabajo con sumo respeto y alegría a quienes aportan sin tregua para que la vida en todo lugar sea valorada y fructificada, para que compartamos nuestro planeta en paz.»


Ilustración para el cuento Solrecopilado y adaptado por Juan Manuel Guevara,
para el libro «Relatos sin tiempo de la Amazonía del Ecuador».
Lápices de color sobre cartulina para acuarela.
Jaime Hidalgo, 2019



Ilustración para el cuento El jaguar blancorecopilado y adaptado por Juan Manuel Guevara,
para el libro «Relatos sin tiempo de la Amazonía del Ecuador».
Lápices de color sobre cartulina para acuarela.
Jaime Hidalgo, 2019



Ilustración para el cuento Lunarecopilado y adaptado por Juan Manuel Guevara,
para el libro «Relatos sin tiempo de la Amazonía del Ecuador».
Lápices de color sobre cartulina para acuarela.
Jaime Hidalgo, 2019



Ilustración para el cuento Mujué y el fuego del cielorecopilado y adaptado por Juan Manuel Guevara,
para el libro «Relatos sin tiempo de la Amazonía del Ecuador».
Lápices de color sobre cartulina para acuarela.
Jaime Hidalgo, 2019



Ilustración a doble página para el libro «Relatos sin tiempo de la Amazonía del Ecuador».
Lápices de color sobre cartulina para acuarela.
Jaime Hidalgo, 2019